La Ley de Herodes” en Tijuana: el negocio oscuro de los corralones y el mensaje autoritario para ex funcionario

Semanario ABC.- En Tijuana, la corrupción no se esconde: se exhibe con placas, patrullas y corralones. La ciudadanía vive bajo una versión moderna de la “Ley de Herodes”, donde el abuso de poder se ha institucionalizado en la Secretaría de Seguridad Pública Municipal. El negocio de los corralones —ese sistema opaco donde cada vehículo enviado representa una comisión para los uniformados— se ha convertido en una maquinaria de atraco legalizado. No hay falta administrativa, no hay argumento jurídico: hay cuota, hay castigo, hay complicidad.

Mientras el presidente municipal Ismael Burgueño repite en conferencias su discurso de “cero tolerancia a la corrupción”, la realidad en las calles lo contradice. Los policías municipales, lejos de obedecer la voluntad del edil, actúan como tiburones hambrientos, gobernados por el dios del dinero. Las sindicaturas reciben quejas diarias, las redes sociales se inundan de denuncias, y los medios documentan lo que ya es vox populi: los “polidrones” operan con impunidad.

Pero el abuso no se limita al ciudadano común. Esta tarde, el Lic. José Zatarain —ex delegado de Cerro Colorado y colaborador en campaña— fue víctima de un acto de intimidación política. Tras renunciar por diferencias con la delegada en turno, Rosy García, quien lo bloqueaba sistemáticamente, Zatarain mantuvo activa su estructura territorial. La respuesta del poder fue clara: policías de tránsito enviados a recoger vehículos frente a su domicilio. Un mensaje contundente: “Estás conmigo o estás contra mí”.

Este episodio revela la bajeza del gobierno municipal, donde el aparato de seguridad se utiliza no para proteger, sino para castigar. La ley se convierte en herramienta de venganza, y el uniforme en símbolo de sometimiento. En Tijuana, la democracia se disfraza de persecución, y el servicio público se prostituye en nombre del control.

La ciudadanía merece más que simulación. Merece justicia, transparencia y una policía que sirva, no que robe. Porque cuando el Estado se convierte en verdugo, la resistencia se vuelve deber.

Síguenos y danos Me Gusta

Entradas relacionadas

Dejar un Comentario